Mi primer viaje sola fue a Estados Unidos, por casi 4 meses.

Tenía 20 años y había terminado los 6 ciclos teóricos de mi carrera pero faltaba un ciclo de prácticas.
Si tenías más de 16 en el promedio podías aplicar a las prácticas en el extranjero, pero adivina qué? No te pagaban.

Yo, que andaba en vacas flacas #recontramisia, necesitaba ganar unos morlacos así que postergué unos meses mi ciclo de prácticas y me anoté a estos viajes de «work and travel» que te daban la oportunidad de trabajar en USA por unos 3 ó 4 meses.
No contaba como prácticas pero no me importaba porque las malas lenguas decían que podías ganar muchísima plata #unabuenalana en esos viajes #patrañas.

Nuevamente mi abuela se ofreció a prestarme la plata pero como tanto dije que iba a ganar, me comprometió a pagarle volviendo #lojusto.

Aparentemente fuimos el «conejillo de indias» de esa empresa con un nuevo destino:  «Escondido» #recontraescondido, en San Diego.

Eramos un grupo de 15 personas. Yo quedé con un buen amigo y por casualidades de la vida me encontré con una chica de mi colegio, su hermano y su novia (a quienes no conocía), el resto eran totalmente desconocidos para mi.

Nos tocó trabjar en el «Lawrence Welk Resort», un resort de golf en el medio de la nada, donde por ende sucedía lo siguiente:

1. No nos dieron housing así que teníamos que buscar nosotros mismos donde vivir, en el «pueblo» más cercano
2. No pasaba ningún bus. Lo único que pasaba era la bola de paja cual película del lejano oeste

Antes de viajar nos habían dicho que era SUPER fácil alquilar departamentos y que podíamos ir en bicicleta. Pero adivina qué? No sé montar bicicleta! #chan #ampay #nomejuzgues. Tomé clases intensivas que más que para aprender, fueron para perderle al miedo #largahistoria, y lo logré.

La siguiente dificultad fue tener que ir a Nueva York para sacar el Social Security y luego viajar hacia el otro extremo del país para trabajar.

Cuando llegamos a Escondido nos encontramos con el resto del grupo y nos dimos con algunas sorpresas.

1. Nadie te alquilaba un departamento si no era por un mínimo de 6 meses, con pagos adelantados, garantías, etc
2. Resulta que era IMPOSIBLE ir en bicicleta en ese camino lleno de colinas, por la carretera (y sin luces por la noche). #ampaymesalvo

Al cabo de unos días, la gente se asustó y varios decidieron saltar del barco e irse donde unos tíos a otro estado, a buscar mejor suerte.

Nunca te olvides que en esa época no teníamos smartphones.

Qué hicimos?
Nos dividimos en 2 grupos de 5 y alquilamos un motel. Vivimos ahí por casi 1 mes. Cinco personas en un cuarto con 2 camas dobles. Todas las noches le tocaba dormir en el piso a uno de nosotros.
En la zona común del lugar había un microondas. Ahí preparábamos macarrones y comíamos todos del mismo «taper».

El lugar era algo así, aunque esta foto está «de lujo» en comparación a la realidad:

Y cómo haríamos para ir trabajar? De los 10 que quedábamos, solo 3 sabían manejar. Conseguimos una van de segunda (quizás de tercera o cuarta) que nos costó como US$1500. Todos tuvimos que adaptarnos a los horarios de los que manejaban. A veces llegábamos varias horas antes de nuestros turnos y no nos quedaba mas que esperar.

A mi me fue súper bien; era cajera en el Deli, una suerte de cafetería al lado del teatro. Trabajé todas las horas prometidas pero mis compañeritos no.

El amigo con el que fui, se tuvo que ir a las 3 semanas. Resulta que era supervisor de Housekeeping y tenía que moverse en carrito de golf PERO no tenía brevete y un buen día lo chocó.

A la semana la chica de mi colegio, que para ese entonces ya era mi amiga, se fue a Atlanta por un chico con el que estaba.
Me quedé desamparada con su hermano, que me parecía churrísimo (y con el que salí 10 años después, ya divorciado) con su enamorada y otras chicas de las que nunca más volví a saber.
Al poco tiempo conseguimos un departamento, siempre con engaños «soy yo sola señor», y luego entrábamos 4 peruchos #criollos.

Nos mudamos él, su chica, la popular Janet y yo. A nosotras nos tocó compartir la sala. Felizmente nos hicimos amiguitas de mucha gente en el deli, tanto de la gente con la que trabajábamos como de los chicos del teatro. Gracias a ellos y a sus amables colaboraciones, pudimos tener por ejemplo una mesa de plástico con sus sillas mas. Una de ellas, Morgan, nos invitó a su casa el 25 de Diciembre. Tuvimos regalitos y todo.

Quisiera no ser tanto como Dory y acordarme un poco más de los nombres, de las fechas, y los lugares para contarte más, pero la idea es esa! #esquenometienespaciencia

Por si no fuera poco, las cosas siguieron complicándose. Quedaban solo 2 personas con brevete. Los novios. Como a ellos les daban muy pocas horas en sus trabajos decidieron buscaron nuevos y llevarse el auto. Nosotras ya no teníamos como ir a nuestros trabajos. Janet y yo trabajábamos juntas y teníamos los mismos amigos, así que nos turnábamos para pedirle a alguien que nos jale pero realmente era una tortura china.

Cuando el tema se volvió insostenible, volví a hablar con el amigo que se fue a las pocas semanas y me fui a Atlanta donde él estaba. Se suponía que había un puesto disponible en el restaurant donde él trabajaba pero lo tomaron antes de que llegue. Terminé volanteando mi CV y trabajando nada mas y nada menos en el Burger King.

Nunca me tocó trabajar en la cocina. Siempre cajera e incluso Drive Thru que para mi era lo peor del mundo. Había que interactuar en inglés y sacar el calculo del vuelto #unomasuno, a la misma vez que preparabas el pedido y tomabas el siguiente. Un locón, pero lo logré!

Me tocaron cosas muy difíciles durante este viaje, nuevos retos, dificultades, problemas de convivencia con desconocidos, Navidad, Año Nuevo, mi cumpleaños y la muerte de mi abuelo, una de mis personas favoritas del mundo mundial.

Al final de todo regresé a Lima con una mano atrás y otra adelante. Más misia que el chavo del ocho, con la plata exacta para pagarle a mi abuela, y sin un cobre extra, pero contenta porque a pesar de todo lo que pasó, fue una gran experiencia y aprendí muchísimo de la vida y del comportamiento de las personas en algunas situaciones extremas.

Para mi, esta fue una prueba más de que las cosas pocas veces no siempre salen como uno espera pero que siempre siempre se aprende. Cada experiencia va forjando tu camino y definitivamente sirve para el futuro.