Viernes 13

Viernes 13 de Noviembre. 09:05am. Piso 3 de la Alianza Francesa en Paris.

Aquí también conocen esa «leyenda» del Viernes 13? Le pregunto a la profesora, mientras esperamos que lleguen todos los alumnos. Uuuhh, bromea haciendo el gesto de susto, si, también la conocemos.

Cómo me iba imaginar que ese Viernes 13 sería realmente terrorífico?

El día transcurrió con normalidad. El Sábado saldríamos con los chicos de la escuela a tomar algo, justamente a esa zona, a la que solemos ir. Quizás visitar a uno de mis amigos italianos que trabaja en el Restaurant a la vuelta del Bataclan.

Pero era Viernes, y yo me sentía un poco mal. Los amigos de mi galán le habían dicho para salir a tomar algo pero a mi dolía la barriga, así que comimos algo y nos dormimos temprano, antes de las 10:00pm.

Eran las 3:00 am y mi galán se levanta. Al poco rato regresa y desde la puerta escucho un «Baby…». Para mi el sueño es sagrado así que decidí hacerme la loca y seguir durmiendo «pfff..no ve que estoy dormida?». Al poco rato se acerca, me abraza y me dice: Baby, ha pasado algo.

Ha pasado algo. Sabes todo lo que puede pasar por la mente de una persona cuando escucha esa frase? Especialmente cuando vives lejos.

Baby, ha pasado algo…. y siguió: Han habido ataques terroristas en Paris y tengo varios mensajes de tus amigos preguntando si estamos bien.

Ataques terroristas? Coche bomba? hay explosiones? Que está pasando? de pronto volvieron a mi todos los recuerdos de la infancia, durante la época del terrorismo en el Perú.

Rapidamente agarré el teléfono para avisar que estaba bien. Tenía una cantidad enorme de mensajes por whatsapp, facebook, llamadas perdidas. No hubiera querido estar en los zapatos de mi familia y amigos en ese momento, tratando de ubicarme desde las 11:00pm.

Respondí los mensajes que pude, y usé la alerta de facebook para avisar que estaba bien. Júzgala lo que quieras, pero cuando tengas algún amigo o familia lejos, agradecerás saber que está bien.

Ya no pudimos dormir. Quién puede hacerlo después de ver todas esas noticias espantosas. A la vuelta de la esquina. En un evento al que cualquiera de nosotros pudo haber ido.

Imagínate ir a un concierto (que a mi me gustan tanto), al teatro, a cualquier actividad y de pronto morir de esa manera. Es realmente escalofriante.

Quienes pasamos por la época de los coches bomba, de los toques de queda, de los apagones, el tape en las ventanas por si hubiera una explosión y el atentado de Tarata, sabemos lo que es vivir constantemente asustados.

El Sábado fue un día gris, en todo el sentido de la palabra. Gris el cielo, gris la ciudad, grises nuestros ánimos y grises (aunque podría decir negros, bien negros) los comentarios que se leían en las redes sociales con respecto a las personas que decidieron solidarizarse con lo sucedido en Francia.

No quisimos salir y nos pasamos todo el día escuchando y leyendo las noticias, cada una más deprimente que la otra. Para alegrarnos un poco decidimos preparar un «festín» con comida y vinos delis.

Los extremistas condenan el estilo de vida que vivimos (No solo los franceses sino todos los que queremos vivir así). Consideran que la música que escuchamos es diabólica, no soportan que tomemos vino ni disfrutemos de lo que, para nosotros, son los placeres de la vida. Lo dijeron en un fragmento de un comunicado tenebroso.

… Ellos también atacaron el Centro de Conferencias Bataclan, donde cientos de pagános se habían reunido en una fiesta del vicio y la prostitución.

En protesta a esto, los franceses decidieron abrir sus locales y tratar de volver a la normalidad. «No tenemos miedo» «El amor es nuestra resistencia».

Nos armamos de valor y fuimos a la Place de la Republique, la misma plaza donde miles de personas se reunieron hace unos meses después del ataque a Charlie Hebdo.

Pensamos que no habría gente pues la «recomendación» era no salir de casa. Por el contrario, nos encontramos con decenas de personas recordando a las víctimas, muestras de cariño, flores, velas, gente de muchas nacionalidades ofreciendo abrazos gratis. Y gente aceptándolos.

Grupos cantando el himno y algunas otras canciones. «Nous n’avons pas peur», No tenemos miedo.

Imposible no conmoverse con todas las muestras de solidaridad que veías alrededor.

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Al poco rato decidimos caminar por la zona. No podíamos ir mucho más allá pues todas las calles cercanas al Bataclan estaban cerradas. Habían tantos policías que de cierta forma nos sentimos menos aterrados más seguros y como pasamos por el Restaurant donde trabaja mi amigo italiano, decidimos entrar a tomar algo para relajarnos.

No me imaginé pasar los 30 minutos más escalofriantes de mi vida.

Nos sentamos en la barra y mi galán se va al otro extremo para pagar. De pronto empiezo a ver movimiento y al poco rato entra alguien que parecía el dueño  diciendo algo en francés. A la gente se le iba cambiando la cara y algunos se empezaron a ir.

Desde ese momento, yo dejé de entender el idioma.

Le pregunté al barman en inglés que estaba pasando: aparentemente hubo otro atentado. #chan

Qué hacemos? Será más seguro quedarse o irse? pero de pronto la gente empezó a correr por las calles. Entra nuevamente el dueño y dice que no sabe bien lo que está pasando pero que aparentemente era a la vuelta del Restaurant, en la plaza donde había estado 10 minutos antes.

El corazón empieza a latir a mil.

Deciden cerrar la puerta pensando que era una balacera. Al rato, empiezan a cerrar las cortinas y nos mandan a todos a la parte trasera del local. Apagan las luces, prenden unas velas y dicen una serie de cosas que para mi se volvieron chino mandarín, mientras temblaba como una hoja.

Nos explican cual es la salida de emergencia y nos piden mantener la calma. Tenía solo 5% de batería en el celular y solo atiné a escribirle a mi prima y al chat con mis amigas para decirles dónde estaba.

Afortunadamente todo fue una falsa alarma. No se sabe bien qué es lo que fue, pero este es el estado en el que se vive hoy por este lado del mundo. Todos intentan volver a esta «normalidad» obligada, pero muchos como yo, con los nervios de punta.

No puedo imaginar los momentos que pasaron las víctimas de los ataques en Paris, en Beirut, en Perú, en Venezuela, etc.

Este es, lamentablemente, el mundo tan «evolucionado» en el que vivimos.

Uno siempre piensa que está libre, que no nos va a pasar ni a nosotros ni a nuestros amigos ni a nuestras familias. Ninguna de las personas que murió este Viernes pensó que lo haría ese día o de esa manera.

Vivamos cada día de nuestras vidas al máximo. No gastemos nuestros días con resentimientos ni criticando o juzgando a los demás. Seamos felices y hagamos felices a las personas que queremos y a las que más lo necesitan. Vivamos y dejemos vivir.

 

 

 


6 respuestas a “Viernes 13

  1. Parece mentira todo lo que uno piensa cuando se encuentra en situaciones como las que describes! Es por eso que muy bien dicho el querer, comprender y perdonar es lo unico que hara de nuestros dias los mejores! Esperemos que esta situacion termine bien

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  2. Hey Dani, una verdaderara pena que hayan tenido que pasar por eso, que fea situacion.
    Tienes razon en eso de procurar vivir al maximo ( lo dijiste en otras palabras) pq en verdad nadie tiene la vida comprada.
    Cuidate mucho, y espero no tengas mas sustos.

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