Tolerando la frustración

En 1999, durante mi último año del colegio, la situación empezó a ponerse complicada.

Al viaje de promoción fui gracias al corazón ENORME de una de las mamás de mis amigas que me cedió el pasaje gratis que le tocaba para que nos vigile  acompañe.

Una vez terminado el último año del colegio, no había posibilidad alguna de estudiar una carrera. Hasta que un buen día entró en escena mi abuela, la mamá de mi mamá, para pagarme una carrera con la que ella considerara que no me fuera a «morir de hambre».

Mi papá había vendido su Volkswagen rojo pensando en comprarse uno mejor. Bien viejito estaba, pero cumplía su función. Las cosas se fueron complicando en el camino y no lo pudimos reemplazar. Nos cortaron el teléfono y el cable también.

Salía con un chico que se reía (en buena onda) porque cuando iba a visitarme un Sábado por la noche, solo nos quedaba ver a Gisela. Nos volvimos fans.

Durante mi carrera me comprometí a sacar un cuarto o media beca en cada ciclo, así mi abuela me daba el excedente de la cuota del Instituto y podía pagar mi combi #llevalleva, las tareas y por qué no, para la chancha del cabo blanco limón #tóxico.
Que tire la primera piedra el que no ha tomado un Cabito.

Dejé de ver a mis amigas del colegio durante los 3 años de mi carrera. Mientras ellas iban a Teatriz, Frogs, etc, yo barranqueaba full en épocas de bonanzas, y cuando no se podía, malecón nomás #aluciiiiinawona.

Pude haber hecho mi último ciclo de prácticas en alguna playa caribeña. Por promedio me tocaba la opción, pero adivina qué? No te pagaban. Así que descartado para mi.

Me fui a USA por 4 meses con la esperanza de ahorrar millones #unabuenalana pero el viaje me salió cuadras y me alcanzó básicamente para pagarle el pasaje y los gastos varios a mi abuela. Ah, pero lo bailado no me lo quita nadie.

Al momento de buscar las prácticas, lo más importante para mi, era buscar unas pagadas. Y las conseguí.

Mi trabajo consistía en la importante labor de archivar, pero desde ese entonces yo sentía tal presión por hacer las cosas bien que si no terminaba de hacerlo en la semana, iba los Domingos a seguir archivando.
Nadie me lo pedía, pero así de «en serio» me he tomado siempre las cosas #liberosisparfavar.

Las cosas estuvieron negras por mucho tiempo. Dejé de ver a mi mamá por 6 años ya que la ola de austeridad nos agarró en ambos continentes.

A los 24 años me tocó mudarme de la casa donde siempre viví. La casa de mis abuelos. Para ese entonces no me quedaba ninguno vivo (y cómo se les extraña!).

Con la parte de la casa que le tocó a mi papi, pusimos la cuota inicial para un departamento y yo me embarqué en el maravilloso #not mundo de los créditos hipotecarios. Felizmente ese mismo año me ascendieron en el trabajo así que mi sueldo me permitía pagar el crédito. Casi nada más, pero el crédito si.

Lloré, renegué, hice berrinche y todo. No sabía por donde empezar para buscar el depa, pedir el crédito, qué aspectos tener en cuenta para tomar una decisión, etc y la verdad es que en ese momento de mi vida, solo pensaba en irme a estudiar fuera, en recorrer el mundo. Al momento de engancharme en esa deuda sentí literalmente el grillete en la pierna y me puse aún más presión en el trabajo.

Durante muchos años viví resentida y presionada. Tenía terror a perder mi trabajo y no poder seguir pagando el crédito.

A mi trabajo le dediqué 200% de mi. Todo mi tiempo y esfuerzo, el que me pedían que entregara y el que no.

Empecé a tener mil y un «enfermedades» aparentemente producto del stress, que hoy sé que yo misma me imponía. Presión había, y full. Vamos, trabajaba en Ventas! Pero yo me ponía un cuota adicional de presión.

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Hasta que un buen día, decidí relajar. Decidí que mi vida personal también era importante y que todo, absolutamente todo (menos la muerte) tiene solución.

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Por supuesto que hoy miro atrás y ese depa fue una de las mejores cosas que me pudo pasar. Hoy es mi seguridad y el producto de mi trabajo. Mi refugio y el lugar donde he sido muy feliz por 8 años. 

También sé que absolutamente cada una de las cosas por las que pasé, tuvo una razón de ser. Y no es un simple cliché.

Hoy, como ya les había contado, escribo desde París. Hace 7 meses que no trabajo y he sobrevivido.
Este tiempo es un regalo de la vida para mi y quiero tomarlo como tal, pero paradójicamente me empiezo a sentir presionada una vez más.

Es curioso que uno se pase el tiempo soñando con todo lo que haría si tuviera el tiempo libre, pero cuando realmente lo tienes sucede que no tienes la plata para sustentar todo lo que quisieras hacer (a menos que te hayas ganado la lotería, seas inversionista exitoso/a, tengas una herencia o seas narco) y hasta empiezas a sentirte mal por no estar trabajando.

Me enfrento además con la frustración que nunca antes había vivido de mandar CV’s y buscar trabajos sin que te llamen. Trabajé 11 años en el mismo lugar y salí directamente a un nuevo reto, así que no había pasado por ese proceso.

No sé bien qué hacer con mi tiempo libre y me asalta la duda y el sentimiento de culpa. Lo confieso. No soy un cascabel ni la buena vibra andante. Tengo mis épocas de bajón.

Será la vida? Será la sociedad? Será mi personalidad? No lo sé.

Lo que si sé, en el fondo de mi corazón, es que al final las cosas se acomodan. Tarde o temprano pero se acomodan. Es imprescindible no perder la fé ni la esperanza.

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Y para terminar quiero compartirles una frase que siempre me ha gustado y que conocí por el gran Silvio Rodriguez (aunque es de Bertolt Brecht). Me sirve a mi y espero que les sirva a ustedes.

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No dejemos de luchar. Aunque el panorama sea negro, aunque vengan tiempos difíciles. Busquemos la forma de enfocarnos y de volver a motivarnos. A mi por ejemplo, me ha ayudado mucho escribirles. Gracias 🙂 #liberosis

 

 

 


8 respuestas a “Tolerando la frustración

  1. Si que es inspirador lo que escribes!!! Todos tenemos nuestras dudas, frustraciones, tristezas, etc. (yo los llamo demonios) pero creo es cuestión de tomar las cosas un día a la vez, sobre todo cuando algún tema se ve enorme y aplastante (la palabra «overwhelming» me viene a la mente). Mucha suerte y jamas pierdas tu linda sonrisa!!! 🙂

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  2. Sigue «remando», pero no dejes de disfrutar del paisaje… Todo es parte de este viaje llamado vida. Sigue perseverando en tus objetivos… Y sobretodo sigue escribiendo que lo haces muy bien.

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  3. A veces hay que ser como el Loco del Tarot, que salta al vacío feliz, será por que es optimista o sólo un inconsciente? no sé pero a veces queda tener esa actitud y seguir para adelante!!!

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